
Escritura manual y digital
Hace ya casi una década, el diario alemán Bild, uno de los de mayor tirada en el país germano, publicaba su portada por completo con letra manuscrita. Una acción que venía a reforzar el gran titular de aquella edición: “¡Alarma! La escritura a mano se extingue“.
La llamada de atención de aquel periódico venía dada por la conclusión de un estudio, que publicó el mismo medio, en el que la estadística decía que uno de cada tres ciudadanos adultos no había escrito nada a mano en los últimos 6 meses.
Lo cierto es que por entonces, ya era algo que si bien causó sensación, tampoco podemos decir que asombrara. Muchos menos ahora, cuando el paradigma de la comunicación escrita se afianza en la utilización de medios digitales, y se extiende a países de todo el mundo desarrollado, donde los avances tecnológicos hacen que el acceso a la informática, la telefonía móvil y otros dispositivos, sea mayoritario, así como el uso del correo electrónico y muy especialmente de las redes sociales, sobre todo entre los más jóvenes, quienes pasan del papel al móvil mucho más rápido que lo hicimos los adultos.
El envío instantáneo, o la impresión múltiple son algunas de las ventajas de preferencia por dispositivos tecnológicos, a la hora de escribir. Aunque quizás sea la velocidad permitida por los teclados, el factor determinante para su uso frente a la escritura manual. Pero hay otras diferencias más desapercibidas, relativas al funcionamiento de nuestro cerebro, distinto según se use un teclado o un bolígrafo.
Si bien la escritura digital es más rápida, la manual nos obliga a procesar la información de otro modo y a formular con mayor detenimiento lo que queremos expresar. Por ello conlleva un esfuerzo mental, que además de mantener en forma nuestro cerebro, hace que seamos menos literales y por tanto más personales y auténticos en nuestra expresión escrita. Todo ello afecta también a la calidad literaria de nuestros textos, ya que el tiempo que lleva escribir a mano, hace que pensemos las frases buscando el mejor modo de expresar lo que queremos, sumado además a que subconscientemente es más difícil borrar lo escrito a mano que la rectificación digital.
¿Desaparecerá la escritura manual?
Es la gran pregunta a la vista del panorama y de su tendencia imparable. Y aunque todo podría indicar que sí, lo cierto es que hay muchos motivos por los que los expertos piensan que la escritura manual será difícil que desaparezca y mucho menos que se olvide.
En primer lugar, están los beneficios de la escritura manual ya comentados, y que por ser positivos se seguirán fomentando en el ámbito educativo, para la organización del pensamiento y una capacidad mayor en la generación de ideas y de la creatividad. La escritura manual deja además una retentiva mayor, una huella en nuestro cerebro fundamental en el aprendizaje. Algunos estudios concluyen que escribir a mano involucra más áreas del cerebro y por lo tanto fomentan la inteligencia, particularmente en los niños que además estimulan la motricidad y la coordinación.
Otro aspecto importante que mantendrá la escritura tradicional, es la distinción personal y genuina que proporciona. De hecho es la primera opción cuando queremos hacer una dedicatoria, una felicitación o un mensaje íntimo y personal. En esto tiene mucho que ver el tema de la caligrafía, un elemento personal e intransferible que nos define y nos evidencia. No hay dos letras iguales y esto es algo tan propio como nuestro físico, forma parte de nuestra personalidad. De hecho, qué es una firma si no precisamente eso, la conformidad inequívoca de una persona expresada de forma singular mediante la propia caligrafía manual.
Que la tecnología esté al alcance de la mano en el mundo de hoy en día, no quiere decir que no nos veamos en situaciones de imposibilidad de su uso o incluso de supervivencia. En esos casos el empleo de la escritura se hará imprescindible. Un nombre en la arena, una proclama pintada en una pared, un mensaje en una botella, o
la carta de un presidiario son circunstancias en las que los teclados no tienen nada que hacer.
Por último, si vamos un poco más allá, escribir a mano es un placer y un arte que nos reconforta no solo en lo escrito sino en lo visual y lo plástico, si no que le pregunten a los grafiteros.
En lo más romántico de nosotros mismo, siempre será llamativo el olor del papel y el tacto de un bolígrafo. La fluidez de la tinta y el trazo. La variedad de elementos, desde lapiceros a bolígrafos o rotuladores de todos los colores. De papeles sencillos a los más sofisticados, de la hoja al cuaderno, y de la nota a la carta.
Según relata la historia, cuando Gutenberg inventó la imprenta, ya se especuló con la idea de que desapareciera la pluma. Siete siglos después la amenaza sigue eterna, pero más antigua es la escritura que tras 5.000 años de práctica por la humanidad sigue entre nosotros.