
Bordados personalizados
Actualmente existen muchas formas de marcaje para personalizar prendas textiles, desde la serigrafía clásica, hasta modernos métodos digitales. Sin embargo, el más antiguo en emplearse y que perdura hasta nuestros días, es el bordado.
No siempre hubo posibilidades de imprimir, pero el bordado sin embargo se remonta como mínimo hasta el antiguo Egipto, hace 6.000 años, de esa época datan los primeros bordados conocidos. Posteriormente, muchas han sido las civilizaciones que lo han empleado, y es muy curiosa su presencia en distintas partes del mundo, desde América, antes incluso de los grandes imperios, hasta Asia, donde contó con especial relevancia por la ruta de la seda y terminó mezclándose con las culturas persa y árabe.
La edad media, marcó un hito histórico en cuanto al uso del bordado, cuando los bizantinos lo emplearon para hacer gala del virtuosismo y la creatividad, que convierten el bordado en arte, dándole así un valor enorme a las telas bordadas con complejos y llamativos diseños. Tanto es así, que adquiere consideración de arte, al nivel de la pintura o la escultura y aparecen escuelas, como las propias en esas otras disciplinas, cada una con su personalidad y su técnica.
En Francia, es sin duda donde el bordado alcanza su culmen artístico, con la representación de escenas históricas en grandes y lujosos tapices, como si de pinturas se tratara. Con una inversión de trabajo y tiempo, que llevan a lo más alto este arte.
Fuera de su uso artístico, el bordado fue utilizado siempre como técnica para diferenciar, y esto ocurría en muchos ámbitos, desde el religioso para crear símbolos en prendas de ceremonia, hasta el mundo bélico, donde su uso en la distinción de uniformes es bien conocido. La diferenciación que proporcionaba el bordado también se hacía muy presente en las élites que históricamente representaban la nobleza y la realeza de muchos imperios, donde abundaban los bordados de lujo, muy ostentosos, para los que se utilizaban hilo de oro y plata, símbolo de poder y estatus social.
Con la llegada del siglo XIX, la industralización también alcanza a los procesos de bordado, con telares mecánicos que poco a poco se van perfeccionando y automatizando, relegando el arte manual del bordado al entorno doméstico.
Actualmente, el bordado sigue manteniendo su finalidad diferenciadora y su uso para personalizar, pero la digitalización ha transformado completamente su utilización. La máquinas bordadoras automáticas, son las utilizadas mayoritariamente en el sector del marcaje con bordado. Su funcionamiento es muy distinto al de otros métodos de personalización textil, para empezar porque es exclusivo para este tipo de materiales y no otros, no utiliza tintas, si no hilos, y el bordado queda entrelazado con la tela, que para otras técnicas actúa simplemente como soporte de una estampación.
Los diseños para bordados, deben ser sencillos en cuanto a detalle y colores, dadas las limitaciones de la técnica, que por otro lado ofrece acabados de alta calidad y elegancia, además de una gran duración y resistencia a los lavados.
La interpretación de las bordadoras automáticas respecto a los diseños no es como si fueran imágenes, sino como coordenadas, por lo que utilizan un patrón. Para ello hay que traducir los diseños en patrones de coordenadas, y aquí juega un papel fundamental el software informático que realiza esa interpretación para la máquina. De su trabajo depende la calidad con la que la bordadora realice un trabajo lo más fiel posible al diseño original. Después el resultado dependerá no solo de la precisión de la máquina si no de su configuración adecuada para la tela que se utilice en cada momento, ya que cada una tiene unas características de estabilidad, grosor, etc.
Ahora que ya conoces un poco más sobre la historia y la técnica del bordado, anímate a echar un vistazo a los productos textiles de nuestro catálogo y personaliza tus prendas con bordados. Ideales para equipaciones deportivas, uniformes, complementos, etc.